“Ya está corrido el telón”: Presentación del libro Nuestra historia violeta. Feminismo social y vidas de mujeres en el siglo XX: una revolución permanente, de María Angélica Illanes
Más allá del uso estereotipado y los lugares comunes del amor romántico y el drama, en la película Los puentes de Madison de Clint Eastwood se dibujan y se cuestionan las estrategias familiares y los roles de género de las mujeres rurales estadounidenses en los años 60 a través de su curso vital y de las relaciones sociales establecidas. Abordando cuestiones esenciales para el movimiento feminista como la maternidad, la sexualidad de la mujer, la identidad o la doble jornada en el sector agrícola y haciendo un gran uso del lenguaje audiovisual, la adaptación cinematográfica de la novela de Robert James Waller pone el acento (ya sea de forma intencionada o casual) en los tabúes de las mujeres de la época y en los mandatos de género que éstas debían asumir. […]
El presente artículo pretende ser una aproximación con gafas de género a los sistemas de transmisión o ruptura del patriarcado a través de una de las obras más conocidas de la literatura inglesa de principios del siglo XIX: Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. Para ello, se desentrañará el funcionamiento de la economía de género en la mencionada novela, confrontándolo con los procesos educativos de la época y los primeros indicios de individualización femenina en la sociedad moderna. […]
Las mujeres que militaron en las organizaciones político-militares de izquierda durante los ’60 y ’80, en el Cono Sur transitaron entre al menos dos sistemas sexo-genéricos diferentes: el de la sociedad en que vivían, y el que predominaba en las organizaciones en que militaban; que se diferenciaba del hegemónico por brindarles nuevos espacios históricamente masculinos y se asimilaba a la vez por repetir ciertos mandatos tradicionales respecto de la feminidad. Entre estas dos —morales y mandatos sexo-genéricos— las mujeres tuvieron espacios de liberación y de constricción, entre los cuales construyeron subjetividades propias dentro de la militancia política armada que las diferenciaban de las otras mujeres de su generación, y de los hombres militantes. […]