El presente escrito se dirige a mostrar la relevancia filosófica de realizar una reflexión situada y concreta respecto a la filosofía hecha por mujeres en Chile. Para ello, en primer lugar, apoyándose en las herramientas conceptuales brindadas por Arturo Roig, se propone mostrar la necesidad de un sujeto filosófico plural, un “nosotros” que, además, debe ser sexualizado, vale decir, debe ser entendido concretamente como comunidad constituida con mujeres que hacen filosofía: nosotras. En segundo lugar, el texto realiza una mirada panorámica de la situación de este “nosotras” en el contexto filosófico chileno en sus campos más visibles como son la publicación de libros, proyectos de investigación financiados por el estado y situación contractual de las mujeres filósofas chilenas. […]
Existe un grupo muy particular de mujeres mexicanas que se dedican a la astronomía. Nosotras formamos parte de él y nos ha parecido interesante que otras mujeres conozcan nuestras condiciones académicas, de trabajo,
familiares y sociales y cómo el hecho de ser mujeres ha influenciado nuestra vida académica y nuestro entorno. Muchos de nuestros antecedentes de formación, problemas y estilos de vida los compartimos con otras mujeres y con otras científicas mexicanas, otros no. Afortunadamente, a pesar de desarrollar una ciencia llamada “dura”, somos bastante numerosas en relación a los compañeros varones y el ambiente de trabajo es muy favorable para alcanzar nuestro desarrollo integral. Aún así, enfrentamos problemas y hemos querido identificarlos y analizar sus causas […]
Estudié historia en Santiago a principios de los años 90, como le ha pasado a muchas estudiantes mientras definía qué tema quería abordar para hacer mi tesis de pregrado las mujeres entraron en mi vida para no irse nunca más, en un principio sólo sabía que quería abordar la historia reciente de Chile y que dentro de ese basto ámbito quería investigar alguna de las experiencias que se habían dado en los sectores populares de resistencia a la dictadura cívico militar.
Todavía no me definía como feminista, ni teníamos ramos que nos llevaran a acercarnos de alguna manera aunque sea vaga al feminismo, los estudios de género tenían una trayectoria corta y dificultosa en las universidades y a lo más podías acceder a algún seminario, en mi caso de alguna otra carrera de las que se impartían en el campus Juan Gómez Milla (si no mal recuerdo tomé un ramo en antropología o sociología)… […]