Pensar lesbiana como un procedimiento de disidencia exponiendo las entrañas de un modo de hacer. Ya no identidad sexual, sino escritura siempre inacabada del cuerpo, una escritura como práctica de sí, que balbucea y masculla, una escritura del no hacer como afirmación vitalista. Escribir sobre el hacer(se) una escritura lesbiana sur, sobre los modos en que (des)organizamos la vida, el lenguaje, el cuerpo, la escritura, el activismo, el amor, el sexo, la ciudad, el coger, es animarse a escribir sobre los modos en que se constituye y se desbarata el poder neocolonial de las economías neoliberales y sus procesos de sujeción en el tejido celular de nuestra propia subjetividad. De allí que la escritura lesbiana sea un contingente y larvario espacio epistémico para vislumbrar otras formas de sensibilidad política, afectiva, lingüística, sexual, cultural. […]