El escenario político regional, como también mundial, se encuentra tensionado a partir de la irrupción de gobiernos de corte fascista –o populismos de derecha– que han conquistado el poder democráticamente en los últimos años. Paralelamente, el feminismo se ha posicionado como un movimiento cada vez más influyente; sin embargo, dicho avance concita preocupación en cuanto a la posible merma de nuestros derechos y libertades. Así, el movimiento feminista se encuentra desafiado en un triple sentido: 1) El ascenso democrático de los fascismos de derecha luego de gobiernos progresistas de la región y, con ello, el cuestionamiento a las formas políticas del último tiempo; 2) el posible retroceso, interpelación y restricción inminente de las conquistas feministas en los escenarios postfascistas y fundamentalistas a través de una política de la violencia; y 3) la construcción de una propuesta feminista como un proyecto de contención y avance frente a los fascismos, en tanto agenda de transformación de corte radical, de izquierda y transformadora […]