Estoy muy contenta por poder estar hoy conversando con ustedes y con mis compañerxs en esta mesa sobre el libro Criticas sexuales a la razón punitiva. Insumos para seguir imaginando una vida juntxs.
Lo que me alegra de estar aquí tiene que ver con dos dimensiones fundamentales que se entrecruzan y se contaminan mutuamente hasta volverse, quizás, políticamente inseparables, o más bien, que dejan entrever los modos en los que aquello que se nos
ha dicho que está separado se adhiere cotidianamente, desdibujando sus propios márgenes y volviéndose irreconocible, mutando, o -como diría Gloria Anzaldúa- transformándose en un amasamiento. Me parece muy interesante la posibilidad de leer este libro en distintos tiempos, tironeado por la urgencia y atravesado por la historia.
Entremezclado también, por nuestras propias historias.
Amasamiento, hay cosas que no se pueden separar, y, ciertamente, los tiempos que se juegan en las preguntas que se despliegan en la lectura de los textos que conforman este libro, parecen ser parte de esas cosas. Lo mismo ocurre con las historias que nos conforman y los modos en los que ellas resuenan en el contacto con estos textos. Podemos decir amasamiento, además, para dar cuenta de los modos en los que imaginamos una conexión aquí y más allá de aquí también, recordando con la visita de Lucas Morgan y Nico Cuello otros encuentros, otros tiempos, otras posibilidades de construir espacios para el intercambio de conocimientos y experiencias que nos
impulsen a reconfigurar los modos en los que pensamos el reconocimiento, lo político y la potencia de las diferencias […]