En las últimas fechas, los estudios de biopolítica y biopoder se han elevado signicativamente. Es un asunto antiguo, presente en la losofía griega y en su realidad. Es la vieja discusión de la relación y la intromisión de la política en la vida y la superación del Estado de naturaleza. La actualidad de la biopolítica se refleja en las dimensiones que adquiere la tecnología y en el asedio de los poderes globales contra la democracia. El cuerpo humano, entidad visible y externa, resiente toda clase de intervenciones y sujeciones encaminadas a la individualización y al establecimiento de una realidad totalitaria. La Biopolítica y la Tanatopolítica se entrelazan al administrar la vida y la muerte en una realidad escalofriante donde la técnica introduce el artificio más allá de lo natural. El cuerpo humano como zona fronteriza de lo natural y lo artificial expresa los alcances del post-humanismo. Una cultura física más equilibrada ayudaría a contener la deshumanización tan extendida, que reduce y degrada lo corporal a la vez, mientras los poderes someten, discriminan, intervienen a través de cuerpos cada vez más dóciles. […]