Históricamente el trabajo asalariado se ha corporizado en el varón, en la sexualidad masculina, en su relación con el trabajo productivo. Esta imagen de la masculinidad permea a las organizaciones y a sus procesos, margina a las mujeres y contribuye a mantener la segregación de género en las mismas. En el caso de los sindicatos, las medidas que apuntan a desarrollar una masa crítica de mujeres a través de cuotas o cupos, constituyen una apuesta por introducir transformaciones necesarias referidas a la cultura de la organización y a introducir la perspectiva de género en la acción sindical y en la negociación colectiva. En este trabajo examinaremos la aplicación de la ley de cupo sindical femenino (N° 25.674) en el Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén ( SOECN) para observar el grado de inclusión y participación de las mujeres en el mismo, las estrategias construidas en relación a la implementación y apropiación de este espacio como ámbito de lucha, así como las identidades complejas y heterogéneas que construyen, o intentan construir, en contraposición a las instituidas por el sistema androcéntrico en que estamos insertas. Este abordaje se complejiza porque otorga relevancia a las experiencias vitales de un conjunto de mujeres que, en el proceso de lucha por la recuperación de sus fuentes de trabajo conformaron la Comisión de Mujeres en la Ex Zanon. Hoy sus actividades laborales en la actual FaSinpat les permiten ocupar cargos directivos en el gremio que las nuclea, el SOECN, demostrando una dinámica y una diferencia del resto de las asociaciones gremiales de nuestra provincia y tal vez del país. […]