En relación con el Derecho, la perspectiva de género se ha estructurado como una potente crítica a algunas instituciones fundamentales. La institución familiar, una de las menos cuestionadas, es la que presenta mayores flancos a partir de los cuales se puede construir la revolución social desde lo sexual, o sea, una verdadera revolución sexual. Dicha transformación ha sido articulada por una parte, con las críticas provenientes desde el feminismo liberal. Postura que evidencian las fallas internas del actual entendimiento jurídico acerca de lo sexual y lo familiar; y por otra parte, la crítica extra-sistémica realizada desde el post-feminismo cuyo discurso resalta la imposibilidad del sostenimiento de lógicas esencializadoras y universalizantes de la vida en sociedad. […]
Este libro compila una serie de investigaciones, reflexiones académicas y sistematizaciones de experiencias en las que se miran procesos, dinámicas y productos comunicacionales con perspectiva de género y feminista.
La obra, que recoge trabajos producidos en Costa Rica y otros países de América Latina, analiza contenidos mediáticos de diversa índole para reconocer significados y representaciones en torno a lo femenino. También, se
estudian las formas en que los colectivos de mujeres están construyendo sus identidades narrativas y participando de la discusión pública, así como el rol que las tecnologías digitales están ocupando en esas construcciones narrativas
y discursivas. Además, se observa el rol de la comunicación en la disminución de las brechas por género.
Los capítulos que componen este manuscrito proporcionan la diversidad teórica, metodológica y de problemáticas necesarias para comenzar a trazar un mapa de los estudios de comunicación feminista
que crecen en la región y que se alimentan de perspectivas interseccionales, descoloniales, históricas y políticas. Este nos permite identificar no solo los procesos de comunicación, sino a las mujeres y sujetos feminizados como agentes colectivos de transformación, sin negar que esta agencia se produce en contextos adversos en los que la violencia patriarcal sigue habitando nuestras cotidianidades. […]
Estudié historia en Santiago a principios de los años 90, como le ha pasado a muchas estudiantes mientras definía qué tema quería abordar para hacer mi tesis de pregrado las mujeres entraron en mi vida para no irse nunca más, en un principio sólo sabía que quería abordar la historia reciente de Chile y que dentro de ese basto ámbito quería investigar alguna de las experiencias que se habían dado en los sectores populares de resistencia a la dictadura cívico militar.
Todavía no me definía como feminista, ni teníamos ramos que nos llevaran a acercarnos de alguna manera aunque sea vaga al feminismo, los estudios de género tenían una trayectoria corta y dificultosa en las universidades y a lo más podías acceder a algún seminario, en mi caso de alguna otra carrera de las que se impartían en el campus Juan Gómez Milla (si no mal recuerdo tomé un ramo en antropología o sociología)… […]