El presente artículo proviene de la etnografía de Feministes Indignades, una comisión del 15M que “según nuestra apreciación” estaba en transición hacia un colectivo feminista. Las ideas que aquí se presentan buscan argumentar que este espacio de reflexión y práctica política presenta diferentes rasgos acordes con lo que se conoce como tercera ola feminista, cuyo rasgo más relevante es el de poner el cuidado en el centro y rescatar la sostenibilidad de la vida. A través de esto que ellas denominan vidas vivibles, estas militantes ofrecen una apuesta por una economía feminista como solución al problema de la crisis que no es tal sino que se llama capitalismo, como dicen los y las participantes del 15M. […]
El feminismo académico anglo-americano dedicado a la ciencia ficción está desarrollando las habituales tareas feministas, no sin contradicciones: recuperar figuras femeninas olvidadas (tanto autoras como personajes), revisar al alza la reputación de escritoras ya conocidas con vistas a reformar el canon, y escribir una “ginohistoria” del género. Esta ginohistoria, no obstante, suele aparecer o bien como adjunto menor en la historia de la ciencia ficción masculina (lo que Duchamp llama ‘malestream’), o aislada en la crítica feminista. De hecho, y lamento pronunciarme en este sentido, el proyecto separatista feminista académico no sólo distorsiona la genealogía e historia de los géneros que estudia sino que además no ha conseguido interesar a los hombres, a quienes apenas se dirige. […]
El 8 de marzo de 2019 miles de mujeres tomamos las calles. Por segundo año consecutivo la huelga feminis-ta convocada por la Comisión del 8 de marzo (8M) fue un éxito y nuestro grito, fuerte y poderoso, de hartazgo y de exigencia de otra vida y otro mundo para todas las
mujeres, llegó a todos los rincones; nadie pudo mirar a otro lado. Las feministas somos imparables… y queremos cambiarlo todo, dijimos.
Fue un grito global que nos unía a mujeres de otras tierras, de otros países, que también se sumaron al proceso de huelga feminista que ya en 2017 iniciaron en Argentina y Polonia.
La huelga no fue cosa de un día, venía precedida de las revueltas de años anteriores y de la huelga de 2018.
Fue el resultado de un proceso colectivo de las mujeres y grupos que formamos la Comisión Feminista del 8M: durante meses debatimos y analizamos las razones que cada una tenía para hacer esa huelga, las razones por las que convocábamos una huelga de cuidados, laboral, de consumo y estudiantil, las razones por las que llamábamos a tomar las calles el 8 de marzo. Y ese mismo debate se extendió a casas, barrios, pueblos, institutos, universidades, centros de trabajo, a la calle, a las instituciones, a todos los lugares […]