Desde los años setenta los estudios de las mujeres (women’s studies) han ido dejando cada vez más claro que la variable sexo/género no se puede obviar en ningún estudio riguroso. Lo que se ha venido a llamar “perspectiva feminista” incide precisamente en la necesidad de incluir esa variable en cualquier aproximación teórica que pretenda explicar y/o cuestionar la realidad. En este artículo analizaremos las consecuencias de la irrupción de la perspectiva feminista en el ámbito de la filosofía. Nuestro interés será especialmente ver la trayectoria del feminismo como cuestionamiento del pensamiento filosófico, y los marcos de reconstrucción que ofrece para pensar lo no pensado por la filosofía ortodoxa […]
Sola hablo, hago ruidos, meto bulla.
Sola, hablo conmigo misma, en voz alta para escucharme, para verme reflejada, me hago bromas, me canto.
Sola, me cuento cuentos, me invento discusiones, me obligó a responderme.
Sola, me habló a mí misma y me repito las cosas, como para no morir tan sola. […]
En relación con el Derecho, la perspectiva de género se ha estructurado como una potente crítica a algunas instituciones fundamentales. La institución familiar, una de las menos cuestionadas, es la que presenta mayores flancos a partir de los cuales se puede construir la revolución social desde lo sexual, o sea, una verdadera revolución sexual. Dicha transformación ha sido articulada por una parte, con las críticas provenientes desde el feminismo liberal. Postura que evidencian las fallas internas del actual entendimiento jurídico acerca de lo sexual y lo familiar; y por otra parte, la crítica extra-sistémica realizada desde el post-feminismo cuyo discurso resalta la imposibilidad del sostenimiento de lógicas esencializadoras y universalizantes de la vida en sociedad. […]