AnouchK Ibacka Valiente

Acá soy la que se fue. Relatos sudakas en la europa fortaleza

«¿Te acordás cuando creíamos que hacíamos parte de todo esto?» me pregunta un amigo sudaka en medio de un evento de visibilidad lésbica en un centro cívico gestionado por el ayuntamiento «del cambio» en Barcelona. Le sonrío y asiento. «Ahora me parece todo tan blanco, tan racista», concluye. Habíamos ambos estado en colectivos autónomos en Madrid y Barcelona, mientras creíamos que éramos parte de esos espacios. Considerábamos que las diferencias no eran imposibilizantes. Tardamos años en darnos cuenta de que nuestra pertenencia estaba condicionada. Compartíamos los deseos iniciales de llegar, estar, ser parte de, poner nuestra energía en colectivos y espacios de acción política, construir y construirnos en estas geografías europeas donde buscábamos encontrar a nosotras y a las demás. Su frase quedó retumbando en mi cabeza por varias semanas. Resumía muchos años, silencios y desencajes no explicados ni entendidos. Algunas feministas dicen que el feminismo les jodió la vida porque después de él ya no se puede ver nada como antes. Muchas migradas y racializadas decimos que el antirracismo transforma no solo nuestra mirada sino toda nuestra existencia en estas tierras coloniales. […]

francisco godoy vega

No existe sexo sin racialización

“No existe sexo sin racialización” dice uno de los eslóganes
desarrollados dentro del proyecto que posibilita esta publicación. “No
existe sexo sin racialización”, “la heterosexualidad es colonial”, “lo queer
no te quita lo racista” se puede leer en el archivo fotográfico de la acción
La indocumenta(dx), realizada como parte de este proyecto. Al repasar
este archivo de imágenes y al leer los textos aquí reunidos una no puede
dejar de reconocer el impulso que ha ido tomando el campo de crítica que
iniciamos hace una década en el feminismo y los discursos de la sexualidad
en América Latina, y, antes que esto, sin duda alguna con el llamado giro
de(s)colonial.
La frase “no existe sexo sin racialización” viene a condensar de
forma efectiva una crítica y un nuevo horizonte de la política sexual y de
la disidencia sexo-genérica. Las tesis que ha venido a proponer el análisis
de la colonialidad del poder se revelan así como campo fértil que habilita
nuevas interpretaciones en la comprensión del poder y la dominación que
repercute en el amplio abanico de la acción social, incluyendo el campo
del género y la sexualidad.
Si Quijano (2000) afirma que con la conquista e invasión del
continente (re)nombrado por los colonizadores como “América” se
produjeron las nuevas formas de clasificación social e identidades binarias
que se impondrán a nivel mundial desde entonces, tales como: indio,
negro, mestizo, Europa/no Europa, civilizado/bárbaro, naturaleza/cultura,
humano/no humano, el feminismo descolonial vendrá a señalar que la
idea misma de género, la idea misma de sexo y sexualidad, de normal/
anormal, tal como las entendemos hoy, son constitutivas del mismo
proceso histórico (Lugones, 2008; Espinosa Miñoso, 2015; Mendoza,
2010). Ya la teoría feminista negra y de color de mediados de la década de
los años setenta y la década de los ochenta del pasado siglo había hecho
contribuciones fundamentales para entender esto. Sus críticas apuntaban
a desmantelar la pretensión de la teoría feminista hegemónica, realizada
por mujeres blancas burguesas, de imponer el género como categoría
independiente y central para explicar el llamado problema de las mujeres […]