El objetivo de este trabajo es exponer y analizar algunas de las aportaciones más importantes que han realizado el feminismo radical de los años setenta y el actual feminismo de la diferencia. En este feminismo se encuentran algunas ideas clave para la construcción de un proyecto de futuro capaz de involucrar e ilusionar a la gran mayoría de las mujeres.
Para su comprensión hay que partir de las debilidades de un feminismo de larga tradición histórica, el feminismo reivindicativo, que lucha única y exclusivamente por la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres y olvida los límites y las insuficiencias de la igualdad jurídico-formal. No podemos negar la importancia que el reconocimiento de ciertos derechos civiles y políticos ha tenido para el ser humano y, cómo no, también para la mujer. Sin embargo, hemos de afirmar que el derecho es un simple instrumento que se readapta en sus formas y en sus contenidos a los intereses y a las necesidades de la realidad social, política y económica. Por consiguiente, no estamos ante un instrumento neutro. Cuando el feminismo ha olvidado la ideología y los valores que subyacen en el Derecho moderno, ha pagado un alto precio por ello. Ha luchado por leyes que le suponían un alto coste social y político, porque sus resultados eran, la mayoría de las veces, insuficientes y limitados. Estas insuficiencias y limitaciones derivan de la propia estructura de las leyes, que hace abstracción de la realidad de los individuos, oculta las diferencias bajo la máscara de la categoría de sujeto, para hacer posible el mito de la igualdad entre los hombres. La igualdad, pues, está elaborada formalmente mediante la proclamación de la universalidad de la categoría de
sujeto, toma como modelo para su elaboración los intereses parciales del ciudadano-varón-propietario […]