El presente artículo se realizó a partir de los relatos de vida de tres mujeres que durante la dictadura de Pinochet (1973-1990) pertenecieron al Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), orgánica que propugnó la resistencia armada. Sus testimonios están cruzados por una doble exclusión que las ubica al margen de las reconstrucciones históricas realizadas desde el poder y que son hegemónicas en Chile. Por tanto, buscamos aportar a la reelaboración de la memoria colectiva en dos sentidos: Primero, al romper con la amnesia en nuestro país, tras el trauma de la dictadura y las políticas de olvido impuestas por una transición pactada. Segundo, al plantearcontribuir a la memoria de las mujeres, quienes históricamente hemos estado vedadas para escribir la historiografía oficial, debates que se profundizan en la primera parte de este trabajo. El análisis presentado en un segundo momento de este artículo se centra en las tensiones, transgresiones y resignificaciones que estas mujeres vivieron en torno a sus maternidades, y en contraposición a sus identidades en tanto militantes […]
Vedado estaba para la mujer chilena franquear el umbral sagrado del augusto templo de la ciencia. La ley se oponía a ello cerrándole el paso que conducía a las aulas oficiales en las diversas gradaciones de la enseñanza secundaria y superior. La preocupación social que alguien con epíteto duro, pero indudablemente justo tildaría de añejo, se lo prohibía amenazándola con el duro ceño de su solemne encono y hasta con el cruel dictado de la reprobación condenatoria…”. Con estas palabras, que reflejan los sentimientos y actitudes de la sociedad de la época, se graduaba la primera mujer chilena que recibía el título de médica, en enero de 1887, en la Universidad de Chile. Eloísa Díaz fue la primera mujer que obtuvo grados académicos y un título profesional universitario en Chile y Latinoamérica. Ella encabeza el grupo de seis médicas tituladas en el país en el siglo XIX, cuando las puertas de la Universidad se abrieron para las mujeres, luego que en 1877 se dictara el Decreto Amunátegui, que en lo esencial estableció: “las mujeres deben ser admitidas a rendir exámenes para obtener títulos profesionales, con tal que se sometan, para ello, a las mismas disposiciones a que están sujetos los hombres”. El objetivo de este artículo es contribuir a visibilizar la presencia y aporte de las mujeres en la medicina en Chile, desde sus comienzos hasta nuestros días. La ausencia de mujeres en esta área ha sido una manifestación más de la discriminación general contra la mujer en la sociedad chilena y si bien hoy su presencia es importante, y pese a todo lo avanzado, persisten brechas de género que dificultan su acceso a ciertas especialidades, así como a cargos directivos y de liderazgo. […]
Partimos de la perspectiva transfeminista, entendiéndola como una articulación tanto del pensamiento como de resistencia social que es capaz de integrar la movilidad entre géneros, corporalidades y sexualidades con los supuestos de las luchas feministas, a fin de construir alianzas con las masculinidades no hegemónicas, para crear una organización reticular irreductible a la oposición entre géneros. Hacemos una breve genealogía de lo que se entiende por transfeminismos en distintos contextos, para después responder a las preguntas: ¿Qué tipo de sujetos y prácticas crea la reinterpretación machista del neoliberalismo extremo y cuáles son sus consecuencias sociales más evidentes en México?, ¿Cómo puede el transfeminismo re direccionar y proponer otros modelos para la creación de sujetos que no estén emparentados con la distopía del capitalismo gore, ni con la masculinidad hegemónica, ni con el hiperconsumismo neoliberalista? […]